Esta obra maestra de Velazquez presenta, a través de una escena cotidiana del 1650’, una clara imagen de las diferencias sociales y económicas de la época. Las hilanderas, trabajadoras especializadas, plebeyas, se ganan una vida mísera con gran esfuerzo. Sus ropas sencillas y, en particular, el hecho que estén descalzas alude a la pobreza en la que viven.
La situación de las hilanderas contrasta con la escena del fondo, donde mujeres de la nobleza, vestidas con todo lujo, admiran un tapiz producido por las hilanderas. La noble de la derecha, con interés, mira a las hilanderas en su labor.
Lo interesante de esta obra, en mi opinión, es que Velazquez uso la recreación de una fabula griega (la de Palas y Aracné, del libro VI de las Metamorfosis de Ovidio) para representar las acciones de las hilanderas. En esa fabula, la diosa Palas, la anciana en el cuadro, compite con Aracné para ver quien es mejor tejedora.
Esta obra se encuentra en Madrid, en el museo del Prado, junto con esta otra obra maestra de Velazquez
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